Vada
Hoy desperté feliz. Y es que no hay razones para no ser feliz; hasta que veo las noticias o escucho la radio, algo así como Mafalda, ¿se acuerdan? Igual, la felicidad sigue presente, y es que hasta hace unos días estaba bastante bajoneada y andaba como perro con Moquillo. (No estaba enferma, pero, ¿han visto alguna vez a un perro con Moquillo?) Pues bien, estaba así, y de paso nadie me soportaba –incluso yo-. Pasaron los días, y me puse feliz de nuevo, y pues, tengo razones para estarlo, pero no es sobre esas razones que escribo ahora. Estoy intentando conectarme a Internet, pero me sale que no puedo. He estado teniendo este tipo de problemas con mi servidor desde hace unos 10 días, y ya me cansé… digo yo; ¿hasta dónde dependemos de la tecnología?, ¿hasta dónde dependo yo del Internet? Y me asombra la respuesta, porque creo que no podría vivir sin Internet… buaaa me entristece (pero no me quita la felicidad). Pasa, queridos, que todas las tecnologías se han vuelto males necesarios, tod