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Mostrando las entradas de mayo, 2009

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Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad, elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu

Valga la redundancia

Lejos se escucha una lluvia fuerte, de esas que inundan plazas y mercados. Cerca se escuchan pasos de los inquilinos, voces entrecortadas, el sonido de un grifo que se abre y se cierra varias veces, como haciendo un tipo malo de música. Ella duerme, acostada de estómago sobre las sábanas, envuelta en las mantas, se nota la respiración plácida al ver cómo respira y cómo su espalda se mueve por las inhalaciones y exhalaciones propias de los seres vivos. Él la mira desde una esquina. Está sentado y ya se ha vestido, solamente espera a que ella despierte para poder irse con la conciencia limpia. En silencio la mira, la admira, la vuelve a desear. Se muerde el labio inferior, evocando las efigies que ambos crearon horas antes. Dos amantes perfectos haciendo el amor, completamente entregados a las ganas y a la pasión que los corroía. El sonido de ambos labios haciendo contacto mutuo, besos recíprocos, palabras cortadas, te amos disimulados. Dos cómplices irrevocablemente enamorados, idiotiza

Contradicciones

Intentemos ser claros. Qué es lo q pasa por su mente en este instante?? Intentemos ver la figura desde afuera, observemos las actitudes, las señas, los códigos. No hay que ser un genio para darse cuenta de que está mal, de que a veces está bien, pero que generalmente está en el limbo, no? No hay que ser un genio para arriesgarse a lanzar conclusiones (generalmente atinadas), con el sólo hecho de verla caminar, divagar, excusarse, levantarse, sorprenderse, incluso reír. No, la figura es obvia. He ahí el conflicto –dicen los entendidos en la materia-; uno cree que es demasiado obvio, que cualquiera puede darse cuenta, pero con una interrogante inmensa en su cara, (llena de nubes y destellos color lila), tiendes a dudar un momento. Quién te crees tú, o quién me creo yo como para aseverar semejante vaina sobre la obviedad del asunto?? No hay ni comparativos legítimos, no hay concordancia entre todos los dictámenes de la chusma, de aquellos individuos que se atreven –si quiera- a defender s

Querido Wolfango: (dos)

Una se levanta, no? De buen humor y todo el show. Se levanta, se prepara el desayuno, algo nutritivo, bajo en calorías para estar “fuerte” ese día y qué pasa? Que se acabó el café; no, no importa, entonces una toma té. Luego, piensa en qué se va a poner ese día, (ropajes), claro que con el calor, una a veces saldría desnuda y no le daría mayor importancia a los incrédulos que verían pasar a su lado a la mina desnuda, no?? Bueno, de ahí la mina escoge al fin qué ponerse; una camiseta (normal), un jean (normal), unos kichutes y ropa interior (normal), ahh entonces al final no es una ciencia vestirse para esos días, no??? Bueno, la mina esta se mete a la ducha; 15 minutos después sale de la misma fresquita, oliendo rico y se viste, se perfuma, se maquilla (haber, hasta se maquilla), y sale. Sale la tipa, va caminando y resulta que se anima a comprar unos chocolates, de esos “normales” y qué pasa? Que se entretiene en el supermercado y compra cosas que al final no necesita, pero igual las

Cuento sin Moraleja (de mi tío Julio Cortázar)

Un hombre vendía gritos y palabras, y le iba bien, aunque encontraba mucha gente que discutía los precios y solicitaba descuentos. El hombre accedía casi siempre, y así pudo vender muchos gritos de vendedores callejeros, algunos suspiros que le compraban señoras rentistas, y palabras para consignas, eslóganes, membretes y falsas ocurrencias. Por fin el hombre supo que había llegado la hora y pidió audiencia al tiranuelo del país, que se parecía a todos sus colegas y lo recibió rodeado de generales, secretarios y tazas de café. -Vengo a venderle sus últimas palabras -dijo el hombre-. Son muy importantes porque a usted nunca le van a salir bien en el momento, y en cambio le conviene decirlas en el duro trance para configurar fácilmente un destino histórico retrospectivo. -Traducí lo que dice- mando el tiranuelo a su interprete. -Habla en argentino, Excelencia. -¿En argentino? ¿Y por qué no entiendo nada? -Usted ha entendido muy bien -dijo el hombre-. Repito que vengo a venderle s

Querido Wolfango: (uno)

No pretendo hacer de esto el primer capítulo de una novela que probablemente ni vendería. Te juro, además, que no me copié de tu formato (el de Papa Noel), es que simplemente me di cuenta de cuán pendejo eres, Wolfango, al utilizar ese plan. Uno se explaya fácil! Te escribo así, sintiéndome como Ismael, tal vez como su mejor amigo (no me acuerdo el nombre), pero sí debo confesar, que me he sentido y me siento como Isamel. No porque me halle en una situación semejante a la de él, sino por la locura insana que habita en mi cerebro. Esa sensación de autodestrucción es más cotidiana de lo que tú crees, Wolfango. Ahora, comencemos. Pensemos que hace tantos años ésta persona fue concebida con o sin amor; lo ignoro. La cosa es que fue concebida y nació unos meses después. Luego, como todo ser humano, fue al colegio, digamos que como cualquier niño de su generación. Así, Wolfango, se supone que la persona ésta se desarrolló bien y que hizo lo que se esperaba que hiciera. O no?? Hay varias inte

Mayo feliz

Comenzando la mañana señoressssss.... comenzando la mañana cálida de mayo, ahh claro depende de dónde se encuentre ustéd, señor, señora, damita o joven!!! Comenzando la mañana se toma una de esas blanquitas señoresssssss... para la ansiedad y para que, ya sabe ustéd! Para q tenga un día sin problemas señoressss!!!! Antes del almuerzo se toma la otrita! Ésta es ya sabe para los acúmulos adiposos en sus entrañas señoresssss.... sin compromiso de venta señores y señoras!!!!! Acérquensen!!!En la noche señoresssss, se toman el cocktelito que los despacha a tener lindos sueños y a despertar con bríos para una nueva mañana de mayo.... claro q depende de dónde se encuentre ustéd, señor, señora, joven o señorita.... pero es ahora o nunca, en éste siglo, en éste mes señoresssss.... no acecte imitaciones señoressss!!!!! No acecte lo no real, señoressss!!! Sea feliz con toda esta gama de productos altamente efectivos señoressss.... sea feliz y cumpla sus metas diarias señoressss... sólo con el ini

The Puppet

Cuenta la leyenda que un tipillo feliz, recorría su país fantástico regalando y a veces vendiendo sus maravillosos consejos. Tenía muchos en su repertorio. Consejos para ser feliz, para ser aceptado, para tener riquezas tanto financieras como espirituales, liberarse de las cargas negativas, sacarse demonios, curar insomnios y hasta neurosis que a veces se tornaban en psicosis… en fin, el hombre tenía consejos para todo tipo de aflicciones y hasta se atrevió a ponerse el título de “sanador de almitas” y creía que hasta podía ayudar a los locos de atar. Un buen día, conoció a un ser que necesitaba de sus consejos con suma urgencia; éste, sin perder tiempo, sacó de su caja mágica mil versos y sabios consejos para que éste ser se sintiera feliz y cómodo en su carne y su entorno. Como siempre, no le fue mal; el ser estaba feliz, tenía ganas de continuar su camino hacia las lomas anchas de la luna y tenía la convicción de que ese hombre pequeño le había arrebatado el alma para lavarla y l