Quedarse en el centro así por así? Sí, así es como ataca el miedo. Te carcome primero las uñas y después el aliento, que es en este caso, lo que más le importa a él. No juzga ni se fija en la sangre (importante para él) pero en general, le vale, mientras sea sangre pura, no de su calaña, ni de la tuya o la mía. Simple y pura sangre para alimentarse y para así continuar con su círculo vicioso de: carcomerse primero las uñas y luego el aliento. Y después qué más queda? Tu piel, ahí tirada en el lugar menos pensado. Abandonada, esperando ser habitada por algún otro ser que pueda regenerar esa sangre, esas uñas y ese aliento.
La Pequeña Gran Democracia
*ÚNICO SOBREVIVIENTE DE MIS CUENTOS. Fue el trabajo final de una materia: Producción de mensajes periodísticos. Lo leí de nuevo, después de casi dos años y me enamoré. Ojalá lo entiendan =) Desde su diminuto rincón observaba los movimientos de su mundo. Iba y venía, no se animaba a saltar porque le daba miedo que de repente le pusieran ese brebaje pegajoso encima ¡y lo aniquilaran! Tenía que calcular sus movimientos todo el tiempo, cosa que encontrara el instante preciso para estar con él de nuevo, feliz en su mundo calentito. Amén (así se llamaba el planeta), pasaba delante del protagonista muchas veces al día, eran tantas, que en un momento, Chimoré (el pequeño abandonado) se acomodó y se durmió, porque sabía que Amén pasaría otras mil veces cerca de él, y entonces recién saltaría con seguridad y sin apuros. En otro lado de la galaxia, Sorojchi caminaba sin prisa y con calma, cargando sobre su enorme cornamenta un pedazo de comida hecha a base de grano y lo que parecía se
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