De los arrebatos de noviembre (una vez más)



Sí! Quizás con esta entrada declare -una vez más- la estupidez humana y firme en los puntos sellados mi renuncia al mundo como lo conozco y mi muerte rápida venga ya! Pero de la misma forma en que firmo el contrato de mi muerte, me gano el Cielo -una vez más-  porque gente como yo no compatibiliza con el mundo! Fuera de pretender sonar más emo que Kudai, acá les va mi relato.

Hace meses que intento encontrarme a mi misma, y a través de la gente encuentro pedacitos que me llevan a mí... La cuestión es que -siempre lo he sabido-, pero hay gente que no merece una sonrisa, no merece una caricia o una mirada de amor; hablemos pues de Andreas. Andreas es un tipo que se consolidó como jefe supremo de si mismo relativamente joven (como a los 40) y qué va, realmente joven! Tiene un imperio turístico bajo sus pies, gana mucho más de lo que cualquiera que lee este blog gane (o la misma que escribe) y tiene una vida fácil, (por no decir regalada). Andreas tiene tres hijos; dos niños y una niña, los tres son engendros del Demonio -pero los amo- Andreas seguro, que los ama "a su manera" en fin.
Hace ocho años, en el momento de la concepción del segundo niño, los cromosomas se jodieron, la pasión rebalsó, los cables se cruzaron y ahí, en ese instante la vida de R comenzó a gestarse. R es un niño de siente años y tiene una enfermedad congénita (además de muchos problemas aparte), pero a pesar de eso se las batió y nació vivo. R estuvo internado en el ala neonatológica/pediátrica de un hospital para ricos durante 11 meses! Vivió y vive... Uno que ve la historia de afuera piensa que quizás ese niño no debería haber nacido, pero al final, quiénes somos nosotros para decretar quien vive y quién no? La cuestión es que este pequeño de siete años es más dulce que cualquiera, y pese a toda su discapacidad es muy inteligente y tiene la sensibilidad a flor de piel, por eso es que nos parecemos, por eso es que él también es especial...

Andreas... Para Andreas ser padre es depositar unos cuantos miles de euros en la cuenta de sus hijos, comprar salamis de supermercados orgánicos, tomar cerveza checa y tener -todo el tiempo- los últimos avances tecnológicos que se puedan conocer... Eso es ser padre para Andreas. Lo que no sabe (o no se da cuenta), es que sus otros hijos lo idolatran, lloran y ríen por él, pelean por su afecto... Él está satisfecho, porque al ponerles un estúpido video en la mega televisión de 40 x 40 metros se cree el mejor padre del mundo! Y qué hace con R? Lo ignora, -incomoda- el niño tiene que rogar por verlo a él, por sonreír, por competir con los otros hermanos... Ese no es mi trabajo, -pienso-. Si no lo hago yo, entonces quién?

Por eso, por eso no creo en la compatibilidad... Por eso es que no existe la misma, por eso es que ya no doy más.



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