No se hable de amor

Una noche normal I:

Se acuesta, se pone los lentes previamente acomodados bien en la cara, se dispone a leer un buen libro, pero su vista mira al televisor, entonces lo prende; acurrucada en su cama mira algún programa indigno de ser visto, y así pasan 98 minutos donde se la pasa haciendo zapping y termina viendo algún documental de Nationl Geographic. No lee (esa noche, una vez más, no lee) y le pone sleep 60 al aparato en cuestión. Al final duerme y sueña.

1er sueño: ella y un bebé.
2ndo sueño: ella y su amante de turno haciendo el amor.
3er sueño: ella y alguien más en su lecho, abrazos y frases sacadas de películas en blanco y negro.

Despierta y tiene un día normal, una semana normal, en una ciudad normal.

Una noche normal II:

Se acuesta, se pone y acomoda los lentes, coge el libro y comienza a hojearlo, entonces decide cambiar por otro, uno más light. Al final termina leyendo Vanidades y Cosmopolitan. Esa noche no ve tele y tampoco sueña.

Una noche normal III:

Se acuesta, se pone y acomoda los lentes, coge el libro y al abrir la primera página del capítulo 7 (donde se ha quedado hace meses). Un escalofrío le recorre la espina y llora. Decide pues, no leer esa noche y se entrega a los brazos de su siempre bien amada televisión.

Día siguiente, noches siguientes..., rutinas exactas, planes a largo plazo de suicidio accidental.

Una noche normal LXVII:

Se acuesta, deja los lentes a un lado y lo espera.
Él se acerca, va gateando hacia ella en un gesto de inferioridad suprema, hasta que tiene su cara contra la pared, donde comienza a besarla. El beso es recíproco, tibieza de pieles, sangres agitadas, órganos desquiciados... ORH+ mas ARH-, divina combinación. Una sangre común con otra poco común mezcladas en el mismo momento, en los mismos movimientos, en los mismos jadeos.

Él le quita la ropa, ella le quita la ropa a él, apagan las luces, hacer el amor es inminente, ¿o no? Ambos se acobardan, se averguenzan, gentilmente se alejan. Se aman (eso creo), pero la crudeza es más fuerte, la cobardía, el pudor y el respeto evitan el acto.

Se meten debajo de las sábanas, se abrazan, se besan un poco. Él apoya su cabeza en el pecho de ella, ella acaricia su cabeza preciosa y respiran al mismo ritmo.

Hay tensión. Tensiones. Hormonas en descontrol, ahora controladas.



Qué patético es el amor.

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