Llena

Cree estar enamorada. Uno la mira y es cómplice de ese efecto que la llena, y que a la vez la vacía.

Cuando está llena está radiante, camina con paso fuerte, con las tres piernas bien sincronizadas.

Cuando está vacía, insulta a los vendedores de revistas y a los visitadores médicos. Sus uñas crecen rápido y no se las come, las deja crecer hasta que parecen amorfos rastrillos que se meten por las sinuosidades de la arena, encontrando a veces, gusanos indecisos y orugas felices.

Hoy la vimos trotando en sus tres monumentales piernas, ¡segura, altiva, vivaz! Comentamos que ojalá esté enamorada, pero que esta vez le dure el asunto y no termine insultando a los infortunados vendedores ni a los visitadores; ¡Dios Santo! Ellos no tienen la culpa.

No quiere dar referencias concisas sobre el galán, solamente sabemos que es menor que ella. ¡Escándalo! Shhh., no hay drama.

Respira aire negro y exhala aire blanco con olor a limón.

Duerme entre mil almohadones y despierta desnuda y complicada.

Escribe inspirada y desescribe encolerizada.

Lo bueno, es que sabemos que está llena, entonces no debemos preocuparnos ¿no?

Estuvo vacía en la década de los ’20. Deslucida época. Estuvo vacía en plena Guerra Fría, ¡daba lástima!

Estuvo llena cuando Los Beatles grabaron en alemán, pero solamente se llenó por 45 horas, luego la vaciada le duró algo así como trescientas horas y once minutos.

Se llena, se vacía, se vacía y se llena, honestamente no sabemos qué hacer con ella. ¿No vaya a ser que se parta una de las piernas cuando le caiga la decepción? O que se tome dos botellas de piedras como en el ’89… no, no. Todos la preferimos llena. Llena es estable, sugestiva, linda y… llena de vida.

Se ha dado cuenta de que la miro, me sonríe. Me dice: “estamos demasiado bien”, y continúa trotando sobre sus tres piernas.

Vale. “Estamos demasiado bien”, por favor, mantente llena, llena, o aunque sea a medias, pero no vacía.