Amo a Manfred Escapulario
Tengo un perro que está viejo y que está cojo.
Tiene el corazón más grande del mundo (y no porque sea majo), si no porque tiene una condición que lo condiciona a condicionarse con el corazonsaso.
No tiene bazo, se lo quitaron a retazos. Dentro había un bicho que amenazaba con acortarle los años.
Está cojo por arrecho. Hace unos meses se puso a montar a una perra como loco y desaforado, experiencia que me hizo pensar que toda su vida es un engaño, ya que (que yo sepa) salió del clóset como despampanante homosexual hace años.
Tiene los bronquios dilatados y tose como si fueran a finarlo. Cuando sus pulmones se llenan de agua toca pincharlo y al mismo tiempo mimarlo.
Tiene 13 años y se nota, hace 2 meses casi se me queda ciego por un glaucoma.
Desde que tiene 7 años vive a mi lado. Los otros los pasó entre una viejita bonachona y las frías calles en Polonia.
Llegó a casa con 13 kilos el condenado, ahora pesa 8 y un poquito, sus huesitos se sienten y pesa en mis brazos como un suspiro.
El tema es que sé que pronto llegará el día en que tenga que despacharlo.
El tema es que no puedo ni imaginarlo y estoica le alargo la vida con menjunjes de apotecario.
Qué hacer en esta incertidumbre?
Irme antes que él está descartado...
Por ahora miro sus ojos color chocolate y pienso en el relicario que llenaré de fotos cuando la vida decida arrebatarlo.
Amo a Manfred Escapulario.