El sonido Bélico de la lluvia...


El sonido de la lluvia la hunde un poco más en toda la simpleza que su psiquis lo permite.
Ha anhelado la inyección de adrenalina que tanto espera desde hace años, pero no la ve venir, no la ve llegar ni instalarse por debajo de sus pómulos ya viejos -ya lo han visto todo-. Se pregunta si sobrevivirá sin ella, si podrá continuar con su vida en el Caribe o donde sea… Piensa en que muchos años llego a ser la prolongación de colgajos que no quería tener ni ella ser… Que el espacio fecundo entre ella, él y la otra; era de vital importancia en una primera instancia, pero ahora se torna como una separación de ventosas en la pared interna de alguna bolsa donde alguna vez hubo algo vivo.

No es que no la quieran, es que no la merecen -diría el buen Señor-, pero resulta increíble para propios y extraños que luego de toda la coyuntura de sus veintitantos años, aún siga con vida y erguida, incluso elegante, con ganas de “comerse al mundo”, y ser -de paso- la protegida del Rey mayor y del menor también.

Mientras todavía se mueve en forma de pez buscando una salida; la mitad de la parcela se ha desarmado y abajo yacen animalitos de yeso y gente de mentiras pidiendo ser llevadas por allú. “Es que allú no es allá, es más acá” -dicen-. No hay forma de entender ni de que la entiendan, toda esta cuestión cerebral  tiene agotados a todos; la Negra, la Rubia, el del Calicivirus tampoco la apoya. Y ahora está cansada, no está segura de qué, pero deja de escribir porque los tendones ya no hablan.

Buenas noches. 05/03/11 00:30


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