El Estúpido



Estúpido.


Por lo menos ten la decencia de esconder los vestigios de tus drogas en recovecos invisibles. No te ensañes con la idea de que no me daré cuenta. Puede que ellos cierren los ojos -una vez más- y hagan como si nada pasara; que canten las más aburridas canciones contigo; canciones que hace veinte años me hacían un nudo en el estómago. Esa sensación de placer, alegría, tristeza, empatía, entendimiento, ganas de compartir, de ser buena, de escuchar, de ser la mejor en el grupo… No pretendas si quiera intentar que ahora sea algo parecido, ahora nada es igual. No hay helado de uva que pueda suplir la sensación de desasosiego ilimitado y de miedo nervioso que me causas (bas), no hay día en el que piense en que ahora eres mejor o peor. La vida -al final-, es una balanza de mercado y tus actos, -como los míos- siempre son pesados mejor cuando existe un juez mediador entre ellos… Rosario nunca fue, nunca será.

Una vez pensé, y mis dedos bailaron. Comenzaron un frenético movimiento óseo, casi automático y sangraron letras y palabras que tenían que ver contigo y con tus gatas. Gata yo, Lobo tú. ¿Te acuerdas? Más no importa, lo pasado ya es pasado, hoy solamente he sacado de mi vientre lo que se venía gestando hace días (probablemente hace meses y no me di cuenta) esa sensación de: are you people blind!? Am I blind? Formulada la cuestión… Te echo en cara esta reflexión: ¿eres tan estúpido como para no poder esconder tus drogas donde deberían estar? ¿Eres tan patético que dejas pistas mansas para provocarnos a todos? ¿O es que simplemente eres tan boludo y voluble que quieres probarnos (probarme) porque sabes que nada diré y nadie se enterará de que vos con las drogas sigues en firme romance?

Ay Dios. Ni tu Rosario te salva. Ni Dios nos salva. Vos y yo pertenecemos al peor de los Abismos, uno que todavía no existe -tengo entendido- y que probablemente estrenes tú y luego yo (si te pegas un tiro, me pegaría otro después); tenemos que verle el lado misericordioso al asunto… ¡¡Le haríamos tremendo favor a tu Rosario y a las demás gatas!! Al lobo lobeznito lo erradico, él no sabe, él no tiene culpa -mea culpa- debí sucumbir a tus deseos de precursor indeleble.

El celeste me va. ¿El celeste me iba?

Esas películas no son para ti -sin embargo las entendía-.

El socialismo no está del todo errado. -Insistía-.

Entonces sólo eso; Estúpido: ya sabes cómo sacas lo peor de mí, haz lo que te dé la gana, igual, el fin es inminente, -pero- por el amor de Dios, ten la mínima decencia de esconder tus droguelas en mejores cuevelas o me veré forzada a hacer lo mismo de antes: esta vez sin retorno.



¡¡TAXI!!



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