El porqué no soy psicoanalista (UNO)

Antes de: (formato para leer este cuento).
Deben respetar el acento y los errores de puntuación y ortográficos, porque en Bolivia mucha gente habla tal y como escribí la mayoría del diálogo.

La lista de palabras que pongo al final del mismo, es para que los extranjeros entiendan bien la historia y el contexto en la que está narrada.

Que lo disfruten.




No para de vomitar. Intento ayudarla pero grita, llora y dice cosas inentendibles. La gente; entre policías, curiosos, reporteros y médicos, se aglomeran en un sólo espiral de bulla, gritos, preguntas, frases..., metralleta de suposiciones y de acusaciones violentas bien y mal recibidas; no lo sé.

Una vez que ha pasado la primera noche -sin dirigir palabra a nadie- decido entrar en su "cuarto", niveas paredes. No son acolchadas (como deberían), pero es lo mejor que pueden brindarle por ahora.

Me ve y me dice: "tengo un problema bien grande, creo que esta vez sí los maté". La miro y continúa con su monólogo.

_Yo solamente quería que escarmentaran. Es que eso no se hace. (Se muerde las uñas frenéticamente). ¡Yo les decía!, ¡les advertía! No me hacían caso. (Silencio prolongado. Mira a su izquierda y luego a mí). ¿Es que con palo? ¡No pues!, ¡no iba a dejar que le hagan lo mismo!
Cuando yo era chiquita, así bien bonita, igual lo mataron a golpes a mi hermano. Ellos dicen que me invento, pero no, yo ví lo que le hicieron, ¡eso ni a los animalitos se les hace!, con palo, con fierro, con alambre de púas, con todo le pegaban. "No voy a ser malo" mi hermanito les decía, pero igual ¡huasca carajo!, cuando no traía plata o le robaban los otros niños en la calle. Siempre me sueño con él. Cuando le salía su sangrecita de su boquita rota, yo le limpiaba con mi mandíl, por eso también me pegaban. No sé ni dónde lo enterraron, pero nunca más hablaron de él ni nada.
Luego cuando nos cambiamos del pueblito a la ciudad, ahí pues donde mi tía Virginia, ella bien nos cuidaba a mí y a la Mery. Nos quería. ¿Me cree, no vé doctorita? -la miro y le digo que sí-.

Se toca los pechos y el estómago.

Ella: ¿dónde está doctorita?
Yo: ¿quién?
Ella: ¿se lo han llevado?, ¿está bien no vé, pero?
Yo: no sé dónde está, Carmen, pero está mejor.
Ella: ¿cómo que no sabe doctorita?, si la policía, mi tía, las vecinas han visto. ¿Dónde está?

*Cuándo se utiliza el psicoanálisis para tratar a una persona y evaluarla; debemos intentar como buenos profesionales, que el paciente confíe en uno. Que hable, que se empape de mi rol de benévola intercesora entre ella y el resto del mundo. Debemos además, hacer hasta lo imposible para que el paciente confíe y relate todo, mientras nosotros anotamos cada palabra y evadimos los cortes o cambios de tema; evitamos dar nuestra opinión y dar respuestas. ¿Pero cómo podía yo mentirle sobre su vástago?, criatura de apenas tres años, que fuera asesinada por ella; por la hermana, por el abuelo o la abuela?, tenía que develar eso, tenía que descrubir qué fue lo que pasó.

Carmen, -continúo-. Yo voy a averigüar dónde está, pero primero contame todo lo que pasó ¿ya?
Ella: ya pues doctorita, bien linda, blanconsita es ustéd, así fácil va a conseguir marido, ¿o ya es casada?
Yo: Carmen, ¿y tú?, ¿dónde está el papá del Manuelito?, ¿nunca te has casado o juntado tú?

_Su papá del Manuel es un argentino que va a volver y nos vamos a casar. Pero el problema es que el tiene mujer y hijos allá. Cuatro dice, ¿pero qué me importa no ve? El Manuelito es su hijo también.
Doctorita..., y si los he matado, ¿qué me van a hacer en la cárcel? -Respiro profundo- ahh, ya doctorita, luego me va a hablar biensitos. Así pues. Ronal se llama su papá del Manuel.

Cuando mis papás lo mataron a mi hermano, yo dejé de comer hartos días. No dormía, feo me soñaba con él que venía y me llevaba a mí también. "¿No, y quién la va a cuidar a la Mery?" Por la Mery no más yo me quedé en mi casa, a ella pero no le pegaban mucho. O lo más era con chicote o con manguera, pero no como a mí. A veces, cuando no traía 50 bolivianos como mínimo de trabajo?, mi papá me hacía comer su caca del perro. Feo era, pero tenía pues, por eso hay veces que robé así a las señoras del mercado porque sino; ¡además de paliza me daban caca! (Ríe). Yo siempre planeaba así eliminarlos en mi mente a los dos, pero me daba pena también cuando mi mamá lloraba y se le salían las wawas por abajo porque mi papá mucho le pegaba. Entonces, ella nos pegaba a nosotras; no mucho a la Mery, pero sí a mí. ¿Ve esta cicatríz en mi frente?, continúa hasta mi cuello, pero mi pelo ¡biensitos le tapa! (Risa nerviosa).

Una vez, mi papá me obligó a matar a una gata que estaba pariendo en la esquina del jardín, porque la gatita siempre venía y ponía crías y luego harto gato correteaba..., a mí me gustaban los gatos, lindos son, peluditos. Pero ese día que me hizo matarle a la gata, ya no me gustaron más. No se podía mover pues la pobre porque estaba toda panzona pariendo, y me hizo darle con palo hasta que dejó de chillar. Feo fue! No crea que me gustó doctorita, es que sino lo hacía por ahí me quemaban con la agua, o me sentaban en la estufa.

(Mira a su alrededor y se mira las muñecas, los brazos, se huele las axilas y se restrega los ojos).

Así pues doctorita. Qué más. Mi tío pues cuando me violó la primera vez, ¡yo no tenía ni mi regla! ¡Diez años tenía!, le conté a mi tía Virginia y ella le contó a mi mamá y mi mamá me pegó. Más bien no le dijo a mi papá porque mi tío era su hermano más querido. Luego ya así me violaba cada vez que venía. ¡Eso si! Nunca dejé que la toque a la Mery, la Mery no pues, ocho añitos tenía. Luego ya ni me dolía, hasta a veces me tenía que cortar en mis piernas, mis dedos, mis brazos; ¿ve?, porque tenía que sentir.

*"Tenía que sentir". No pude evitar cuestionar mi profesión y la de todos los presentes en el edificio. Policías, mil reporteros, médicos, gente que la amaba, gente que la odiaba..., ¿qué se podía hacer? Nunca en mis 16 años de carrera tuve un caso como el de Carmen, lo irónico del asunto, es que siempre esperé uno así, y cuando me llegó, me dí asco y quería -literalmente- morir.

Así pues doctorita. Y cuando mi tía Virginia se la quiso llevar a la Mery yo bruta no dejé, bueno, igual mi tía no insistió mucho, pero debería habérsela llevado.
Yo sé -ahora- que el Manuelito es su hijo del Ronal. No es de mi tío ni de mi papá, además mi papá solamente cuando estaba borracho me agarraba y una no se puede preñar así, ¿no ve?, no me gustaba pero que mi mamá viera, ¡celosa, grave se ponía! Puta me decía. Puta debería haber sido, así más plata para mí, para el Manuel y para el Ronal. Una se puede casar a los 16 años, ¿no ve? Así es que así. ¿Me va a llevar donde el Manuel, ya?, aunque me metan a la cárcel, allá me lo voy a criar yo.

Los he matado. No es que me acuerde ahora, es que lo sé. Una voz así potente me decía: ¡"ya, dale"! ¡Zaz! ¡No he pensado mucho! Filo estaba el machete. A mi mamá no con tanta fuerza pero, la Mery ha visto. Lloraba feo la Mery porque el Manuel no despertaba pues, eso me ha puesto loca a mí, pero es buena la Mery, lo quiere harto al Manuelito; "sobrinito runtu uma" le decía de cariño. ¡Cabeza de huevo haber! "Llana alma"! Le decía el Manuel. (Sonríe).

*Cuando yo comencé a ejercer, Carmen nacía en Bolivia. No puedo seguir trabajando en algo en lo que no ayudo en nada, es demasiado frustrante, triste y patético. No puedo intentar aplicar el psicoanálisis en un alma como Carmen; y no es que intente deshacerme de ella, porque, -honestamente- no creo que ni el mejor psiquiatra del mundo pueda alivianarle el espíritu.
Me levanto y decido despedirme de Carmen sin terminar la entrevista. Mis anotaciones van para el psiquiatra y para los psicólogos que trabajan con la policía. Pero yo me voy.
Fría como soy, le digo a Carmen que todo va a salir como ella espera, y le aseguro que Manuel está bien y respondo positivamente a la inminente pregunta: ¿está vivo, doctorita?

Lastimero sí. En mi ética profesional yace el caso de Carmen que me devastó la moral, la carrera, mis logros y mis ganas de vivir.

No he sabido qué pasó con ella. No he querido enterarme. Sin embargo supe que alguien -sin tacto- le dijo que Manuel estaba muerto.

Yo no lo soporto, por eso me voy. Uno, dos, tres ¿Clonazepam?
Igual la vida no es como me la pintaba Freud, Arbiser, Musachi, Fendrik..., ídolos en los que apoyaba toda mi visión. Cuatro, cinco, seis Algedol. Éste es mejor. Siete, ocho, nueve Meperidina..., luego Morfina. Vámonos ya!



Quiero abrazar a Manuel.





*Huasca: golpiza, paliza
*Blanconsita: de tez blanca, (se utiliza mucho en occidente boliviano)
*Biensitos: bien, correctamente
*Wawas: chicos, niños, bebés
*Poner: parir (mucha gente dice: "poner crías" en vez de "parir crías")
*Agarraba: (es común decir en Bolivia que "te agarraron" en vez de "te violaron", o "besaron"), depende en qué contexto se utilice la palabra
*Runtu uma: cabeza de huevo en quechua
*Llana alma: alma negra






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