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Mostrando las entradas de noviembre, 2009

Pequeñas delicias de la vida conyugal

-          Colguemos el cuadro de A Garota de Ipanema en el rincón azul. -          ¿No iba a ser guindo? ¿Guindo y terracota? -          Aja, pero es que el marco del cuadro va más con azul. Te escribí eso en el mail, ¿no te acuerdas? Dijiste que no importaba el color al final… -          No, dije que el color no importaba, mientras lo aprobáramos los dos. Yo nunca aprobé azul. -          Yo nunca aprobé guindo…, ni terracota. -          El guindo estaba fuera de discusión, desde hace más de tres años. -          Hace tres años, me gustaba el guindo. -          ¿Ya no te gusta? -          No es que no me guste, es que ahora me parece que el azul quedaría mejor. -          ¿Por qué no el guindo? -          Porque lo vi en una revista, y no me gusta cómo queda. -          ¿Qué revista? -          Una. -          ¿Cuándo?, ¿y porqué no vi la foto yo también? -          Hmm… ¿No sé? -          Ya, ¿entonces porque viste en una revista que no te gusta el guindo, decidiste -tú sola- camb

Feliz día de los muertos!!

El olor a mierda de gato es el menor de mis problemas. Tengo que pensar -pensar claro-, y hacerlo rápido. De repente me veo reflejada como la protagonista antagónica de todas las películas de horror que he visto hasta ahora; quiero ser -soy- la verduga en cuestión; la única diferencia es que ésto no es una película, tampoco un simulacro, sino que me está pasando. Siempre me he jactado de tener un humor pulcro a la hora de elegir víctimas imaginarias. No lo hago al azar, es toda una ciencia. En mi imaginario, yo soy la buena, aunque a veces la mala; o mejor entiéndase que soy la mala pero para el resto soy la buena porque nunca me van a descubrir. Way too good to be true. Dos víctimas. No, yo soy la víctima, ellos solamente pagaron por lo que me hicieron a mí -y a los demás-. A Gustavo siempre le gustaron los gatos. Prefería los arrabaleros, los criollos, esos como atigrados, casi tan fieles como perros. Muchas veces se quedaba debajo de la lluvia cerca de una gata del vecindari