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Mostrando las entradas de diciembre, 2013

My life in Kissy

Joyce tiene 36 anos de edad pero huesos centenarios. Lleva una peluca con trenzas chiquitas, tapando su cabeza calva, con pelillos apenas visisbles. Tiene las manos arrugadas, frías y desgastadas de tanto ir y venir, de tanto frotarlas frente a quien las mira perplejo, de toser en ellas y disimular el viento. Joyce ma ha contado como fue vivir en el Infierno mismísimo que solo imaginamos y que a veces negamos con chantajes darwinianos o simplemente que cerramos con cabezas frías, llenas te ateísmo justificado. En 1993 Joyce tenía 16 anos y vendía sus curvas a todo aquel que pudiera pagar por ellas. Locos y dementes, esquizofrénicos y vouyeristas que por un par de Rands (moneda sudafricana) alucinaban montando a la filistrica puro hueso y piel que, con lo que ganaba podía acceder a los medicamentos "gratuitos por ley" para calmar las voces en su cabeza, las voces agresivas que le pedían desprenderse de sus hijos en tumbas mojadas para llevarlos a parcelas donde to